LAS ALUCINACIONES VERBALES EN LA ENSEÑANZA DE LACAN

Las llamadas voces de la psicosis tienen un estatuto especial en el psicoanálisis de orientación lacaniana, que se separa ahí de la psiquiatría, incluso de los psicoanalistas de la IPA, para los cuales una alucinación verbal no deja de ser un error de juicio. En realidad, se trata de un debate histórico de la psiquiatría: … Leer más

LA ESTABILIZACIÓN EN LA PSICOSIS: UN ABORDAJE DESDE EL PSICOANÁLISIS

El término estabilización se utiliza para referirse a lo que permite a un sujeto evitar un desencadenamiento o restaurar un estado subjetivo después de que este haya sucedido, cuando aparece un goce que no puede ser simbolizado y rebasa las defensas del sujeto. El goce es el efecto en el cuerpo de la entrada del lenguaje y lleva implícito un más allá del principio del placer, un empuje dañino que el sujeto puede volver contra si o contra los otros. Si en la neurosis el goce se ordena con el “sentido”, en la psicosis aparece el sinsentido del goce, la sensación de que ocurre algo que al sujeto le concierne y no sabe qué hacer con ello. Desde la perspectiva lacaniana trabajamos con el concepto de estructura entendida como las diferentes formas de defensa frente al goce. La estabilización sería el modo que el sujeto encuentra de localizar por algún medio el goce, nombrarlo y darle un sentido.

Hay que decir que el término estabilización no pertenece al registro del psicoanálisis propiamente dicho, porque una estabilización puede darse a través del aplacamiento de los fenómenos con la medicación o de lo que podríamos llamar un “tratamiento práctico” del goce: una vida tranquila, un acondicionamiento del entorno, una atenuación de las exigencias y un alejamiento del riesgo, a lo que podemos añadir a veces la estabilidad de una pareja. Pero desde el psicoanálisis orientado por Lacan, vamos a hablar de estabilización en un sentido fuerte hablando más bien de metáfora y suplencia, en una búsqueda de que el sujeto pueda reinsertarse en el lazo común sin renunciar completamente a sus ambiciones.

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LA VIVENCIA DEL CUERPO EN LA PSICOSIS Y ALGUNAS RECOMENDACIONES PARA APROXIMARSE A LA LOCURA

Lo que el psicoanálisis nos enseña es que la vivencia del propio cuerpo o de la realidad no son cuestiones objetivas sino que están sujetas a la construcción de una estructura psíquica que no se desarrolla de forma “natural”, por maduración, sino que tiene sus avatares. El cuerpo no es un don de la naturaleza. Cuando nacemos lo que tenemos es un organismo. Para que se convierta en un cuerpo son precisas ciertas operaciones.

En la enseñanza de Lacan hay tres dimensiones de la experiencia humana que dan lugar a la estructura del psiquismo. Esas tres dimensiones son lo Simbólico (el lenguaje), lo Imaginario (la imagen del cuerpo) y lo Real, que sería lo imposible de representar por las dos dimensiones anteriores.

Esas tres dimensiones tienen que estar anudadas para que exista la vivencia de que se tiene un cuerpo. En el encuentro con el lenguaje lo vital del cuerpo sufre una pérdida. Ya no es nunca más un organismo que satisface naturalmente sus necesidades, sino que estas quedan perturbadas, sujetas a un discurso. Además, esa pérdida puede ser o no inscrita en términos de lo que en psicoanálisis llamamos castración. La castración supone una regulación del goce, un cierto ordenamiento: el sujeto pasa a estar regulado por lo simbólico, que le da una estructura. Lo simbólico introduce una pérdida, pero también un ordenamiento y una orientación del deseo. En la psicosis esta operación de castración no se produce y el cuerpo queda como demasiado real, demasiado vivo, un cuerpo que se vive como extraño, incluso como enemigo, que no obedece a la voluntad de su dueño, con el que hay que hacer un esfuerzo sobrehumano para mantener todo en orden.

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¿ES LO MISMO PSICOSIS QUE LOCURA?

En la nosografía psiquiátrica los diagnósticos tienen que ver con la fenomenología. Cuando encontramos alucinaciones o delirios, pensamos que estamos ante una psicosis, y probablemente es así. Pero el psicoanálisis no apunta a los fenómenos observables sino a la estructura, que se escucha en lo que el paciente dice, de modo que podemos pensar que una persona tiene una estructura psicótica a pesar de que no se encuentren las manifestaciones típicas de la psicosis, y viceversa.

En todo caso, no siempre la psicosis está desencadenada. Muy a menudo nos vamos a encontrar con manifestaciones discretas de la psicosis. Es decir, que hay personas que por su estructura podríamos llamar psicóticas que no necesariamente van a llegar a sufrir un brote psicótico. Estas personas han encontrado un modo de estabilización de su estructura. Los modos en que una persona puede estabilizarse son muy variados. Puede tratarse de una pareja, de un trabajo con características especiales para esa persona, de un gusto por el arte, la escritura o determinada afición particular. Algunos modos de estabilización son paradójicos, por ejemplo una adicción a las drogas o al alcohol, una anorexia o bulimia, unos rituales obsesivos, pueden tener esa función… La estabilización puede venir por muchas vías, más o menos exitosas. Lo importante a subrayar aquí es la diferencia de perspectiva que aporta el psicoanálisis con respecto al síntoma, que es siempre algo a escuchar antes que a eliminar.

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EN UN PSICOANÁLISIS, ¿HAY QUE HABLAR DE LOS PADRES?

Es un estereotipo que en psicoanálisis uno se dedica a hablar de sus padres. Bueno, esta es la razón: la familia es la que nos introduce en el lenguaje, el lugar del Otro con mayúsculas, que es un elemento en la estructura del psiquismo, se encarna en la familia. La lengua que hablamos es siempre la lengua del Otro, que la hablaba antes que nosotros, que hablaba de nosotros antes de que naciéramos. Uno nace en la lengua, no es que la aprenda, es que como sujeto nace en ella. Lo que nos hace humanos es el lenguaje, tener que llamar a Otro que interprete nuestro grito en su lengua, con el malentendido fundamental que eso produce.

Lacan señala que el ser humano está más inacabado que cualquier otro animal en el momento de nacer, de manera que para la satisfacción de sus necesidades necesita del cuidado del Otro. Los animales de pequeños también necesitan el cuidado del otro, pero lo específicamente humano es llamar al Otro, y que ese Otro transforme los gritos en llamadas. La familia en el inconsciente es la tragedia de que la necesidad debe pasar por la lengua para ser atendida y en ese pasaje, algo se pierde. La necesidad debe ser traducida como demanda, y eso tiene un efecto traumático sobre las necesidades de los seres humanos, porque al pasar por la demanda se produce una desviación en las necesidades y estas aparecen marcadas por una falta: algo de la necesidad se pierde en el proceso, el lenguaje no alcanza para expresar toda la experiencia del cuerpo y queda un resto de algo que no puede pedirse , no puede decirse en palabras. Este resto es lo que en psicoanálisis vamos a llamar el objeto. Por su propia naturaleza es un objeto perdido para siempre: es aquello que de la necesidad no puede decirse en el lenguaje, y va a dar lugar al deseo y a la pulsión, que son también dos conceptos fundamentales en psicoanálisis.

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