Es un hecho que muchas patologías mentales debutan en la adolescencia. La hipótesis que trataremos de desarrollar aquí es que a menudo las patologías adolescentes tienen que ver con dificultades para asumir la sexualidad adulta. Las anorexias o las autolesiones adolescentes a menudo son formas de responder a dificultades en la subjetivación de los cambios del cuerpo propios de la pubertad. Y con frecuencia encontramos que la violencia o la iniciación en el uso de sustancias ocupan el lugar de una iniciación sexual que resulta demasiado angustiante. La terapia psicoanalítica puede ayudar a localizar las dificultades para arreglárselas con la emergencia de la sexualidad en el cuerpo que están en la base de muchas patologías adolescentes.
Lo traumático del sexo en la adolescencia
Para todo ser humano hay algo en el amor y el sexo que constituye un enigma al que hay que encontrar una respuesta singular a partir de las coordenadas de cada uno. Para transitar por el camino de la sexualidad no hay una fórmula que valdría para todos, sino que cada uno va encontrando sus “trucos”. Pero el hecho de que nunca se sabe bien cómo es ser una mujer o un hombre y qué quiere o no el otro, cómo desear y cómo ser objeto de deseo, lleva implícita una cantidad de angustia considerable, frente a la que los y las adolescentes actuales se encuentran especialmente desamparados.
Perdidos en el vacío, sin saber cómo entrar a la feminidad o la masculinidad, muchos jóvenes se ven sumergidos en la angustia. Para salir de ella las respuestas que encuentran van desde el aislamiento para protegerse de un encuentro para el que no están preparados, hasta los distintos grados de violencia hacia el cuerpo de los otros (el bullying puede pensarse como una falsa salida de la angustia) o hacia el cuerpo propio (anorexia, cortes y autolesiones…). Aislarse de la relación con el otro sexo y permanecer en el autoerotismo de la relación adictiva con una sustancia o cualquier otro objeto o práctica es otro modo de protegerse de la angustia del encuentro.
Velocidad, inmediatez, hiperconsumo sexual
El sexo, como enigma que es, necesita de varios requisitos para poder acercarse a él. Eliminados los ritos de iniciación de sociedades anteriores a la nuestra, los adolescentes necesitan al menos el tiempo necesario para incorporar subjetivamente a su inconsciente los cambios en sus cuerpos. El impulso pulsional ha de ser transformado en fantasías eróticas que orienten el deseo singular de cada uno. Este es un paso imprescindible que hoy a menudo resulta cortocircuitado por la omnipresencia de la pornografía, que ofrece imágenes iguales para todos listas para consumir, y el empuje a entrar en la sexualidad lo más rápido posible. El empuje a una satisfacción inmediata y la decadencia de lo amoroso han venido a sustituir a la antigua represión sexual. Encontramos adolescentes acuciados por un empuje a una iniciación sexual para la que no se sienten preparados.
Este tiempo de subjetivación y asunción del propio sexo, que es un proceso que va más allá de la maduración biológica, precisa de un cierto misterio, lo que Lacan llamaba el velo sobre el sexo, que aparecía en los mitos antiguos. Un cierto ocultamiento, que no se confunde con la represión, permite que cada cual pueda construir a partir de sus coordenadas subjetivas una fantasía que albergue su deseo sexual.
Lo que hoy encontramos es la mostración del sexo crudo de la pornografía, que lleva a un desvelamiento traumático. Las respuestas sintomáticas derivadas son aburrimiento, falta de interés y de deseo, amplificación del autoerotismo ligado a la pornografía, una promiscuidad donde el sujeto se ausenta y deja a su cuerpo como máquina vacía. Otras veces se trata de un repliegue hacia prácticas que sirven para poner una cierta distancia con la extrañeza experimentada ante el propio cuerpo sexuado.
El estallido de la norma sexual y las patologías mentales adolescentes
El psicoanálisis anticipó lo que hoy es enunciado por las teorías sobre el género: que ser hombre o ser mujer no son hechos biológicos sino que dependen de una cierta construcción social, son semblantes mixtos de imagen y símbolos. Sin embargo, la insistencia en que el género es una elección y que puede ser cambiada a voluntad es desmentida por la experiencia clínica, que nos muestra que la posición sexual de cada cual, si bien no está soldada a la anatomía, tiene que ver con elecciones inconscientes tempranas que no dependen de la voluntad consciente.
Hoy los semblantes tradicionales de feminidad y masculinidad han caído. Asimismo, los modos clásicos de relación entre los sexos se han derrumbado de modo bastante estrepitoso. Lo simbólico que antes servía de guía en la sexualidad ha sido profundamente erosionado en poco tiempo y parece haberse transformado en una nebulosa donde las posibilidades se multiplican de tal modo que resulta angustioso. Si ya era difícil orientarse con la represión, con el “todo está permitido”, incluso “debes tener en cuenta que puedes ser y elegir lo que quieras”, la confusión es mayúscula. Es por eso que muchas patologías mentales debutan en la pubertad.
Ante el malestar que experimentan con las trasformaciones del cuerpo y la sexualidad algunos adolescentes reaccionan interpretando que se encuentran en el cuerpo equivocado y expresan su deseo de “transicionar”. Ante una demanda de transformación se impone dar un tiempo para escuchar al adolescente y precisar lo que lo hace sufrir y decidir con calma cuál es el arreglo que mejor conviene.
Cómo ayuda el psicoanálisis con las patologías mentales que debutan en la adolescencia
Es necesario pasar por un trabajo previo para llegar al núcleo de la cuestión. No es habitual que un adolescente consulte por su malestar en la sexualidad. Sin embargo, una escucha orientada puede percibir los atolladeros e impasses en los que se encuentran muchos adolescentes frente al ejercicio de su sexualidad en la etiología de patologías aparentemente muy desvinculadas de dicha cuestión.
La psicoterapia psicoanalítica puede ayudar a los adolescentes a atravesar las dificultades en el acercamiento a lo sexual agudizadas por las características de nuestro momento civilizatorio. Localizar los puntos de dificultad y promover las ficciones y el gusto por las palabras que necesariamente rodean los preámbulos del amor. No se trata de hacer de coach de las relaciones amorosas, sino de hacer valer lo más singular de cada uno y servirse de ello para acercarse al misterio de la sexualidad. De este modo, muchos síntomas adolescentes como la anorexia, las autolesiones, la violencia o las adicciones van disminuyendo su virulencia a medida que el adolescente encuentra nuevos modos de relación con su cuerpo y el del otro.