CEDER NO ES CONSENTIR

portada de la edición española de Ceder no es consentir. de editorial NED

¿Qué es el consentimiento? ¿Se puede medir, razonar, calcular? ¿Cuál es su frontera con el ceder? ¿Cuándo estoy cediendo y por lo tanto del lado del forzamiento, del trauma? ¿Es posible consentir, dejar caer mi deseo sobre el otro, sin riesgos? La editorial NED es responsable de la traducción al castellano de este imprescindible texto … Leer más

LAS PESADILLAS INFANTILES: EL CASO PIGGLE A LA LUZ DE LACAN

psicoanálisis de una niña pequeña

Abordamos el caso Gabrielle («Psicoanálisis de una niña pequeña: the Piggle») publicado por D. Winnicott desde las herramientas que nos proporciona la enseñanza de Jacques Lacan. Se trata de una niña que sufre pesadillas y angustia a raíz del nacimiento de una hermanita. A lo largo de un tratamiento atípico, la niña va haciéndose con … Leer más

PSICOANÁLISIS Y FALTA DE SENTIDO DE LA VIDA: CLAVES PARA PENSAR LA DEPRESIÓN

Según la OMS, que cifra en 300 millones las personas diagnosticadas de depresión en el mundo, vivimos en una civilización de deprimidos. Hay en el término depresión algo que lo convierte en un éxito sociológico. Se trata de un significante idóneo para nombrar el malestar en la civilización contemporánea, encerrada entre el empuje a la … Leer más

LO QUE EL PSICOANÁLISIS es y lo que NO ES

terapia psicoanalítica

Cuando uno elige un tratamiento orientado por el psicoanálisis elige un tratamiento que se sustenta en una ética: la ética del deseo singular, que es un territorio distinto de las normas sociales, los ideales o la moral. El analista a priori no sabe cuál es el bien de su paciente ni pretende adaptarlo a ningún comportamiento que sería supuestamente mejor para él. Únicamente tiene un saber sobre cómo escuchar el deseo singular que alienta en los dichos del paciente. Ese saber el analista lo extrae en parte de sus estudios de psicoanálisis, pero también y muy fundamentalmente, de su propia experiencia analítica. En su propio análisis el analista he hecho la experiencia del inconsciente, de las marcas singulares que a cada uno nos constituyen, la marca del desacuerdo de cada uno con el ideal. Ese desacuerdo no es un defecto sino más bien lo más valioso que se tiene, porque es el motor del deseo. El psicoanálisis se orienta a salir de la queja, elaborando un saber sobre el propio sufrimiento que ayude a encontrar una salida posible para cada cual.

Para decir mejor lo que es un psicoanálisis es interesante decir lo que no es. Un psicoanalista no es un coach que nos aconseja sobre cuál es el mejor camino a seguir. Para eso el analista tendría que saber cuál es el buen camino para todos. El analista no normaliza porque sabe que para cada cual hay algo que obstaculiza esta normalización. Que si el paciente no ha seguido ya los buenos consejos que seguramente le han proporcionado las «almas buenas» que sin duda existen en la vida de cada cual, no es porque es tonto o torpe, sino por otra razón de peso que le impide adecuar su conducta a lo que dictan los discursos comunes. En cada caso, el camino a seguir será distinto en función de la singularidad del paciente. No hay dos análisis iguales y es por esto que cuando dos analizantes que se tratan con un mismo psicoanalista se encuentran y hablan de él puede parecer que hablan de dos personas distintas.

En un tratamiento orientado por el psicoanálisis no se trata de empatizar y comprender. El psicoanalista deja de lado sus propias coordenadas de pensamiento (para lo cual tiene que haberse analizado mucho) y suspende todo juicio, se abstiene completamente de juzgar sobre la vida del paciente. Esto no significa que no se implique en la cura. Lo hace y mucho, por cierto, pero es a partir del saber que se va elaborando junto con el paciente en cada sesión, no a partir de una idea preestablecida de lo que al paciente le conviene.

Un psicoanálisis no es una experiencia intelectual, un «conócete a ti mismo». Uno no se dirige a un desconocido para contarle cosas íntimas si no es porque sufre de algo. El análisis puede además ser una experiencia de cierto desconcierto, porque el analista puede escuchar en las palabras del paciente otra cosa diferente de lo que uno pensaba que decía, lo saca de su zona de confort y de sus rutinas habituales, que son las que lo llevan a sus sufrimientos habituales. 

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EL PSICOANÁLISIS NO ES UNA PSICOTERAPIA COMO LAS DEMÁS

El ser humano actual se encuentra extraordinariamente perdido y desorientado respecto a sus malestares. Si en la búsqueda de orientación la religión jugó su papel durante siglos, hace tiempo que fue relevada por la ciencia, que si bien ha logrado prodigios maravillosos en muchos campos, en lo tocante a la psique ha resultado en una … Leer más

LOS SUEÑOS EN PSICOANALISIS: LA POSIBILIDAD DE UN DESPERTAR

Freud funda el estudio del inconsciente y hace de los sueños la vía regia para llegar a él por medio del desciframiento de su contenido manifiesto para encontrar su contenido latente. Freud le otorga al sueño la posibilidad de liberar un sentido en una lógica diferente a la vida de vigilia. Ciertamente él va a … Leer más

PSICOANALISIS Y CRIMINOLOGÍA: SOBRE LA RESPONSABILIDAD SUBJETIVA

El paradigma cientificista que impera hoy en la psicología y la psiquiatría reduce la complejidad de lo humano a una conducta, que se supone determinada por la genética, la bioquímica o los patrones de comportamiento aprendidos. En su texto de 1950 “Introducción a las funciones del psicoanálisis en criminología”, incluido en sus “Escritos”, Lacan denunciaba … Leer más

QUÉ ES EL SUPERYO: CONCIENCIA MORAL Y ALGO MÁS.

Freud en su libro “El malestar en la cultura”  va a desarrollar la idea de que el control de las pulsiones promovido por la civilización va en detrimento de las posibilidades de felicidad debido a la renuncia que exige a los sujetos. Pero además, en este libro extraordinario Freud desarrolla su concepto de superyo, decisivo para entender el enigma de la relación del sujeto con la ley y el origen de la conciencia moral. Freud concluye que los seres humanos no tienen una disposición innata a socializarse, y que el hecho de que un niño consienta a domesticar sus pulsiones autoeróticas y la agresividad con sus semejantes tiene su origen en el miedo a perder el amor de sus padres. La criatura humana es tremendamente dependiente durante muchos años de su vida y el miedo al desamparo primitivo, que es quizá el terror más primario e imposible de erradicar, es la raíz de la sumisión a la ley.

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